Preguntas Frecuentes

La relación en muy estrecha e involucra varias etapas de la vida. Desde el embarazo con los déficits de hierro, vitamina D y folatos; la etapa neonatal con el tipo de bacterias que colonizan el intestino; la lactancia con el uso de fórmulas lácteas; la infancia con los trastornos alimenticios asociados a la selectividad, los trastornos sensoriales y el aparecimiento de alergias e intolerancias alimentarias; la edad escolar con las manifestaciones clínicas del intestino permeable y la disbiosis, agravadas por el consumo de productos procesados altamente tóxicos que generan grandes daños en estas personas genéticamente predispuestas.

Si bien es cierto que los signos y síntomas más “visibles” del TEA, TDA, TDAH son neurológicos y conductuales, estos SIEMPRE se acompañan de patologías digestivas que a su vez desencadenan inflamación, intoxicación y malnutrición. Diagnosticar, tratar y corregir estas patologías asociadas logrará que muchos síntomas (estereotipias, trastornos del sueño, manipulación de genitales, etc.) disminuyan o se corrijan, y que las terapias de maduración (estimulación, educativas, etc.) logren mejores resultados. Un niño con dolor y distención abdominal por disbiosis, secreción nasal o picazón del cuerpo por alergia, cansado por no haber dormido bien debido a los trastornos del sueño, con déficit de vitaminas o minerales críticos para la función cognitiva debido a la selectividad alimentaria o a la malabsorción intestinal, que está estreñido, etc., etc., … ¿Estará en condiciones de aprovechar todo el potencial de las terapias que recibe?

Cada persona es única, por ello, las evaluaciones e intervenciones nutricionales son individualizadas según los antecedentes patológicos, las manifestaciones clínicas, el medio en el que vive, la edad y el resultado de las pruebas de laboratorio.

No, el tratamiento nutricional es mucho más complejo. Hay otras sustancias que le hacen daño al cerebro y que hay que identificar y retirar, como por ejemplo los productos procesados, los contaminantes ambientales (pesticidas, herbicidas, metales pesados) o los alimentos a los que es alérgico o intolerante. Además, hay trastornos que deben ser tratados como la selectividad alimentaria, el retardo en la maduración oral, la hipoclorhidria, la alteración del peristaltismo intestinal, la disbiosis bacteriana o micótica, la parasitosis, las fisuras anales y los déficits específicos de colesterol, vitaminas, minerales y oligoelementos, etc.

Funciona, es decisiva para una mejor evolución de los chicos, y los resultados son evidenciados al poco tiempo por los padres y cuidadores. Es el despertar de un cerebro intoxicado, inflamado y mal nutrido. (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29562612/)

No es igual. Requiere mayor énfasis en la historia clínica, el examen físico, la antropometría, y el apoyo de exámenes especializados.

Los exámenes básicos se pueden realizar en el país, sin embargo, dependiendo del caso, puede ser necesario pedir análisis especializados. Estos los solicitamos a laboratorios de EEUU con los que tenemos convenios.

Los trastornos alimentarios generan una inadecuada e insuficiente ingesta de nutrientes en el paciente, y los que consume, son mal absorbidos por un intestino inflamado y permeable. Es por esto que la gran mayoría de chicos necesita el apoyo adicional de la suplementación con vitaminas y minerales.

No, no se puede administrar cualquier multivitamínico. El suplemento prescrito debe estar libre, entre otras cosas, de colorantes, gluten, azúcar, etc., y aportar las vitaminas y minerales en las formas químicas que el organismo del paciente pueda absorber.